Vérification anti-plagiat du document, veuillez patienter.

Sujet du devoir :

Luis G. Martín, Los oscuros, Mil quinientos ocho retratos - Voir le devoir corrigé

La historia de amor de Gilda Lombardo de Miceli, que transcurrió1 a contratiempo entre los años 1974 y 1986, en Santiago de Chile, es también un trasunto fotográfico2. Germán Miceli, su esposo, fue detenido por fuerzas policiales en septiembre de 1973, pocos días después de la rebelión militar acaudillada3 por el general Augusto Pinochet. Trabajaba como fotógrafo de prensa. No se le acusó de nada.

Dos semanas después fue detenida Gilda. La trasladaron4 fuera de la ciudad en un furgón militar y la internaron en una granja5 habilitada como prisión. Sólo permaneció allí treinta y cuatro días, al cabo de los cuales, sin explicaciones, fue puesta en libertad.

De su esposo no volvió a tener noticia cierta. Recorrió cuarteles6 y comisarías, se sirvió de averiguaciones reservadas7 que le proporcionaban8 periodistas amigos de Germán, interrogó a soldados y a oficiales desafectos9, y procuró la intervención10 de algunos familiares tan lejanos como influyentes: lo único que logró, sin embargo, fue una suma de informaciones contradictorias y una nueva advertencia policial para que abandonara su investigación. El 13 de marzo de 1974, asustada y enferma, dejó de buscar y se hizo la primera fotografía En un ri

s focos11 cruzados, un canapé y la cámara sujeta sobre un trípode. Compró un vestido exclusivo12, escotado y sin mangas13, y se hizo la primera fotografía con él, sentada en el canapé y mirando a la cámara con una suave expresión de desesperanza. Al día siguiente volvió a retratarse14: el mismo vestido, la misma postura, la misma expresión. Ya no dejaría de hacerlo hasta el 16 de julio de 1986, el día en que murió. Gilda Lombardo pensaba que si Germán regresaba a casa y la miraba de nuevo, reco

un tiempo. Encontraría a una mujer extraña16, separada de aquélla que dejó por una sucesión de días y de imágenes que él no había ido aprendiendo y aprobando: Gilda habría envejecido al margen de sus ojos, sin su consentimiento ni su examen. Nunca volvería a amarla, porque no volvería a encontrarla nunca. Inventó aquel disparate17 para revocar18 la Historia. Retratándolos, trató de almacenar19 los años extraviados20 o de fulminar sus rastros21. Amontonó22 todas aquellas fotografías para que Germán, al volver, comprobara que cada una de ellas, era igual a la anterior y a la siguiente, y aceptara, por tanto, que ella no había envejecido: ella no había vivido aquel tiempo. Los mil quinientos ocho retratos que se

ce álbumes. Debajo de cada fotografía, en una tira adhesiva24 de papel blanco, figuraba la fecha en que fue tomada. El álbum número ciento trece, incompleto, sólo contenía veintiún retratos. El último de ellos estaba fechado el 9 de julio de 1986. Dentro de la cámara, en la película sin revelar, había siete fotografías más.

 

Luis G. Martín, Los oscuros, 1990