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Sujet du devoir :

Santiago Lopez Castillo, Cambio 16, El cachete - Voir le devoir corrigé

El cachete

 

El hermano Alonso me curtió la enseñanza de las matemáticas a base de cachetes, reveses y “galices” (cuadratín negro que se aplicaba en los dedos) y hoy es el día en que le guardo rencor ni me siento traumatizado por ello. Es más, aborrezco las matemáticas con el mismo ardor que amo la literatura. No me entraban las raíces cuadradas, ni las reglas de tres, ni los quebrados. Y punto. Con disciplina de los frailes menesianos o sin ella. De ahí que hiciera el bachillerato superior y una carrera de Letras. Digo todo esto con motivo de la prohibición del cachete por parte de los padres a sus hijos. Desaparece, pues, del Código Civil (arts. 154 y 268) el que los progenitores pudieran “corregir razonable y moderamente a sus hijos”. En su lugar, diálogo, talante y buen rollito. Pienso, a mi entender, que la abolición del cachete (o un azote en el culo, también es golpe pero en las nalgas) traerá malas consecuencias. Me explico: desde hace décadas, la permisividad es la nota predominante en la educación del niño español. No se le puede reprender, tampoco castigar sin postre y menos sin la “play station”. De ahí la constante indisciplina en las aulas, cuando no la violencia entre compañeros y muy especialmente hacia el profesorado. Al niño, al muchacho, al mozalbete le han puesto de igual a igual con el educador. Es más: tiemble el maestro, si se le ocurre mandarle más deberes de los debidos o si se le ocurre levantar la voz porque te las verás con mi padre, so cabrón”. […] Sin reparar – con esta medida – en que el niño se pone de igual a igual con sus padres, tanto en opinión como en autoridad. Vamos a presenciar, a partir de ahora, una progresión de denuncias que para qué les cuento, en especial de niños incorregibles que tienen atemorizados a sus padres. Si el alumnado, con la errónea reforma escolar, tiene potestad para convocar una huelga para no entrar a la escuela, imaginémonos lo que acontecerá de ahora en adelante. La desobediencia presidirá las acciones de nuestros hijos, siempre con la amenaza hacia los padres. Cierto que el dialogo es la mejor forma de educar, siempre y cuando no se convierte en diálogo de sordos. Pero un cachete o un azote a tiempo evita mayores problemas en el futuro, según una encuesta del Centro de investigaciones sociológicas (59,9%). Y dicho esto, ¿irán los padres a denunciar a los hijos que los maltratan? Claro que siempre estará el Defensor del Menor o ese señor con boina de pelo negro y con bigotes para darnos monsergas y componendas.

 

Santiago LOPEZ CASTILLO, “la ventana discreta” Cambio 16, semanario español, 07-13/01/2008.