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Sujet du devoir :

Alberto Vázquez-Figueroa, Todos somos culpables, Las multinacionales no pierden el norte - Voir le devoir corrigé

Las multinacionales no pierden el norte

 

Romain Lacroix, al frente de una potente multinacional, piensa que alguien quiere matarlo. Contrata entonces a un detective cuya primera misión es estudiar sus negocios y descubrir quién quiere eliminarlo.

 

-¿Algún progreso?

-La desaparición de su colaborador, y lo que casi es aún peor, el colapso de su sistema informático, nos ha frenado mucho.

-¿Cree que la razón principal de tal «colapso» está relacionada con sus investigaciones?

-Entra dentro de lo posible. Pero también entra dentro de lo posible, y le ruego que no se moleste por lo que voy a decirle, que el imperio que ha conseguido crear, tenga los pies de barro.

-Explíquese -suplicó su interlocutor.

-No me resulta sencillo, pero lo intentaré advirtiéndole de antemano que se trata de mi opinión personal, aunque a mi modo de ver resulta aplicable a la mayor parte de las grandes empresas multinacionales que han emergido en estos últimos años y que han dado pie a esos curiosos y confusos fenómenos que se han dado en llamar «globalización”.

-¿No me irá a decir ahora que es usted enemigo de la «globalización»? El mundo tiende hacia...

-No nos enredemos en una discusión que no viene al caso, por favor. En lo que respecta a la globalización, lo que pretendo decirle es que yo no opino si está bien o está mal.

-¿Entonces? ¿De qué demonios estamos hablando?

-Estamos hablando de que usted y otros muchos grandes financieros como usted han decidido que les conviene diversificar sus actividades construyendo imperios que abarcan muchos países y muchas actividades.

-De ese modo se compensan los riesgos.

-¿Cuánto ha perdido estos dos últimos años con las tan traídas y llevadas «nuevas tecnologías»?

-Mucho.

-Mucho, no. ¡Muchísimo, y lo sé porque estamos estudiando a fondo su empresa. El poder se les sube a la cabeza y acaban por convencerse de que lo mismo pueden dirigir una constructora, una editorial o una compañía aérea porque en el fondo no les importa que una de ellas quiebre.

-Eso no es del todo cierto -protestó el dueño de la casa.

-Sí que lo es -insistió . Se limitan a cargarlo al capítulo de pérdidas. Pero no tienen en cuenta que cuando se da ese caso cientos de personas suelen perder sus trabajos y quizá sus ahorros de toda la vida porque ellos no tienen la posibilidad de «diversificarse».